sábado, 2 de marzo de 2019

Las partes del Plan


Mientras abrazaba con inmensa ternura a mi osito amarillo, le pregunté intrigada:

-¿Dónde están los juguetes que tenías cuando eras chiquita? 


Ella me respondió:

- Ay... No sé... No me acuerdo... los habré regalado... 


La respuesta me sacudió y no pude entenderla por aquel entonces... 
¿Regalar? O lo peor ¨No recordar...¨
¿Cómo es posible que mi mamá no recordara qué había sido de sus juguetes...? Ella era muy buena, sin embargo sentí ¨frialdad¨ encerrada en ese olvido... 
Los juguetes debieran estar siempre a nuestro lado...
Yo no voy a regalar ninguno de mis juguetes... no podría...
Mi osito amarillo... ¿regalarlo? ¿olvidarlo...?  
Yo lo abrazaba... me acompañaba a todos lados... Siempre... 



Hoy me senté en las rocas recordando esa escena de la infancia en la que le preguntaba a mi mamá semejante incógnita que me preocupaba mucho, y cuya respuesta no pude entender hasta que crecí y también regalé los juguetes que eran ¨tan míos¨ en la infancia...

De repente escuché la voz de W:

- Es un bolso que cargamos...

- ¡Hola! Hombre misterioso, no te oí llegar...

- Estimada Principessa Rebelde, un bolso sólo puede llenarse con nuevos objetos si previamente tiene espacio.

- Oye W, no entiendo qué tiene que ver un bolso y mis recuerdos de los juguetes...

- Si siguiéramos poseyendo los pensamientos antiguos, no habría posibilidad de incorporar nuevos.

- Pero uno puede tener todos los pensamientos a la vez, total no ocupan espacio como las cosas que se guardan en un bolso...

- Mira, en realidad no se trataría de falta de espacio físico, sino de incompatibilidad. Sólo si nos desapegamos de estructuras rígidas podremos avanzar. 

- Bueno, sí, eso pasa cuando tenemos creencias, por ejemplo en la infancia, como en mi caso no comprender la respuesta de mi mamá... y al crecer cambié de opinión...

- No sólo me refiero a eso...

- No comprendo...

- Las experiencias de la vida hacen que vayamos modificando nuestra percepción sobre ellas, es verdad. Cambiamos a medida que crecemos, pero en definitiva eso no modifica lo que tenemos que lograr. 

- Pero es un cambio de percepción, eso es importante- le aclaré. - Además pudiéramos elevarnos si las emociones de baja vibración, como los enojos, los miedos, las penas por los que sufren, por ejemplo, pudiésemos transformarlas teniendo una mirada positiva, porque nuestra energía se expande y contagia todo a nuestro alrededor.

- Por supuesto, eso es acertado. Pero aún continúas percibiendo en forma parcial. La manera más sana para elevarnos es observar lo que llevamos en nuestro ¨bolso interior¨: objetos materiales e inmateriales (pensamientos, sentimientos, costumbres...) No se trata de prescindir de esas pertenencias o de los pensamientos y sentimientos, sino de desapegarnos de la idea de que son partes sueltas. En un rompecabezas cada pieza por separado no tiene sentido. La totalidad sólo se ve si integramos las partes, y eso se logra tomando distancia y percibiendo imaginariamente desde arriba. Observa que ¨desde arriba¨ cada objeto se verá más pequeño que si lo miramos de cerca, y así será más fácil poder analizarlo. Tanto los momentos buenos como los malos, es decir, aquellos de gran felicidad o de inmensa tristeza por ejemplo, no tienen sentido en sí mismos. Nos distraemos cuando enfocamos toda la energía en experiencias que nos sacuden el alma sin verlas como partes de una totalidad, entonces el ¨bolso interior¨ se llena y comienza a pesar, se vuelve denso, y no podemos percibir nuestro Plan Álmico.  

- ¿Y en qué consiste el Plan Álmico?

- Tenemos semillas esperando germinar en nuestro interior, son las potencialidades infinitas que necesitan desarrollarse a través de cada experiencia que nuestra Alma eligió experimentar. Pero la mayor parte de las veces nos quedamos inmersos en una experiencia puntual, en lugar de descubrir el mensaje que nos enseña. Eso se logra al tomar distancia elevándonos, e integrándola con las demás, como parte del Plan. Pero no se trata de integrar las experiencias de esta vida solamente, sino las de todo el recorrido que hizo nuestra Alma a lo largo de todas las vidas...

- Sí, comprendo... Entonces, la escena en la que le pregunté a mi mamá sobre sus juguetes, era ¨una parte¨ que guardaba seguramente un aprendizaje para expandir una potencialidad...

- ¿Cuál crees que fue el aprendizaje? 

- El desapego de los juguetes...

- Si hubiese sido sólo eso, no hubiera funcionado. Nota que no estaba desapegándose, pues ya no le atraían los juguetes... Fue desapego, sí, pero para ti. Y fue en referencia a otra cuestión: desapegarte (cuando eras pequeña) de la creencia de que tu mamá y tú debían sentir y pensar igual... A su vez es un gran aprendizaje para transferirlo a tu edad actual: aceptar que cada quien puede pensar diferente a ti...

- Comprendo... ahora lo veo claro... Cuando la gente está alegre y festeja con desenfreno, o por el contrario sufre por un fallecimiento o se enoja por situaciones que le pasan, debieran desapegarse de esas emociones extremas y vivirlas con más calma, pues si se elevan podrían percibir que cada experiencia encierra un aprendizaje a descubrir y cada una de ellas es parte del Plan ¿verdad?

-Exacto. Esa es la gran meta que tenemos por delante... A medida que vayamos ¨practicando¨ tomar distancia para observar desde la totalidad, podremos agilizar el descubrimiento de mensajes escondidos en cada experiencia. Vale la pena. Es una gran oportunidad para percibir la verdadera realidad. 




2 comentarios:

  1. Este artículo contiene una buena enseñanza. EL DESAPEGO es esencial para conseguir que el Alma se libere de lo material y se centre más en las cosas del Espíritu. Ya dijo Jesús, mi Maestro Cristo, que "no se podía servir a dos señores".
    José García Álvarez

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    1. Gracias José. Entre todos, podemos recordar el camino de regreso a Casa... aunque, en verdad, ya estamos desde siempre en Ella, aunque por momentos no tomemos consciencia de ello. Abrazos.

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