sábado, 8 de septiembre de 2018

El Mago Alquimista


A simple vista parecía un señor gruñón, de esos que es mejor no acercarse por las dudas, no vaya a ser que nos espante.

Él miraba fijamente sus experimentos y, a través de su ventana, yo lo miraba a él. Me llamaba la atención tanta concentración.

Estuvo trabajando casi treinta y cuatro horas seguidas, salvo cuando se fue a dormir, que desapareció de esa escena y empezó a roncar. Pocos minutos dedicó al descanso. Es extraño ver gente que se enfoca tanto en una tarea como para ni siquiera pestañear.

Una vez que retornó a su laboratorio se acordó de seguir trabajando.

Al cabo de tres horas él balbuceó algunas palabras. No escuché exactamente lo que dijo, porque justo en ese momento cantó un pájaro.

Casi de inmediato (porque parece que así funciona esto) pude ver que las palabras balbuceadas (y no entendidas por mí) llegaban a oídos de unos ¨elementales de la tierra¨ que ni bien escucharon ¨eso¨, comenzaron a trabajar.

Cada instante se volvía más intrigante para mí.

Una vez que terminaron (y casi volando por sobre mi cabeza) fueron a llevarle una bolsita hecha de hojas y atada con ramitas, conteniendo vaya a saber qué. Los ingredientes (de vaya a saber qué) los sacaron de la naturaleza, y les infundieron un soplo de aire luminoso que les salió de la boca o más bien del corazón, eso no me quedó claro.

El señor gruñón recibió con enorme agradecimiento esa ¨bolsita mágica¨ y su rostro dejó automáticamente de parecer ¨gruñón¨. Se podría decir que ¨se le iluminó¨. Así, de repente, y sin vuelta atrás.

Cada vez más atenta, yo seguía mirando por la ventana hacia su laboratorio.

El señor (cara-de-ex-gruñón/actualmente-cara-iluminada) abrió con sumo cuidado la bolsita de hojas. En su interior no percibí que hubiese nada ¨visible¨ aunque él no parecía coincidir con mi pensamiento, ya que tomó con mucha delicadeza el contenido (invisible) y lo mezcló lentamente con la preparación que durante algunos días había estado trabajando.

Al cabo de un par de horas parecía que ya había terminado porque se lo veía tranquilo.
Cerró sus ojos y se sentó a meditar.

Así como estaba, calmado, y sin abrir los ojos, dirigió su cabeza hacia la ventana, en donde yo estaba atenta y muy intrigada (se ve que ya había notado mi presencia)

Respiró lentamente y con una sonrisa de esas que transmiten mucha paz, me dijo:
¨Tú puedes ser Alquimista. Todos podemos serlo.
Todos somos capaces de ser Magos y podemos transformar lo que deseemos.
Pasé varios días en mi laboratorio y había logrado materializar energías humanas de baja vibración para investigarlas. Pude tomar muestras de energías de miedo, enojo, agobio, odios, venganzas, enfrentamientos y divisiones. El siguiente paso consistió en aplicar Alquimia en sólo algunas de esas muestras, y por contagio, lograron modificarse todas ellas. ¡¡¡Eso fue un gran avance!!! 
¡¡¡Todas esas muestras que contenían bajas energías se transmutaron en amor, en alegría, en realización, en expansión, en paz!!! ¡¡¡Y muchas de ellas lo hicieron simplemente por contagio!!!

Sin embargo, observaba esas energías transmutadas y no podía entender por qué no comenzaban a brillar. Ese resultado refutaba mi hipótesis de trabajo. 

Me sentía frustrado, mi investigación no daba el resultado esperado, y eso fue lo que entre dientes murmuré. Mi intención de lograr resultados que beneficien a todos (pero que aún no daba en la tecla) llegó a los corazones de los seres elementales, que muchas veces colaboran con nuestra evolución. Ellos comenzaron rápidamente a trabajar: recogieron pequeñas dosis de energía que la Madre Tierra les ofreció para entregármela cuidadosamente y así pude comprender que necesitaba integrar la energía humana a la energía de Gaia para lograr el resultado esperado. ¡¡¡De inmediato la mezcla lograda comenzó a brillar...!!!
En ese preciso instante sentí que me hacía Uno con todo lo que me rodeaba.
Y mi Ser logró expandirse.
Fue muy hermoso.
Y fue un momento en el cual sentí plenitud en mi alma.¨



En ese instante yo cerré mis ojos, y no necesité que el Señor iluminado-Mago-Alquimista me diera ninguna otra explicación.
Logré comprender la esencia de la sabiduría que me estaba haciendo recordar. Y todo mi ser (también, por contagio) empezó a brillar.

Además había comprendido que:

Todos tenemos la hermosa posibilidad de ser Magos Alquimistas y de lograr resultados luminosos (siempre y cuando nos acordemos de integrar nuestra esencia con la Madre Tierra)









No hay comentarios:

Publicar un comentario